Nos vamos a Tarragona con un cóctel maravilloso de nervios,
ilusión y ganas de abrazar a amigos. La primera vez que visito esta tierra
maravillosa, donde muchos de nuestros abuelos un día llegaron a ganar el duro
partido de la vida.
La sensación de poner los pies en un nuevo escenario,
observando las pupilas de nuevos lectores para, quizás, ocupar un hueco en sus
corazones no se puede describir en la entrada de un blog.
Solo espero poder dar
un poco de luz a sus cabezas, llevarles por la senda olvidada de la infancia
para llegar a esa estación innegociable que se llama felicidad.
Quedan 24 horas pero yo no aguanto más ¡Quiero veros ya!
Mañana sudaremos, reiremos y buscaremos la esquina donde las
cosquillas son toda una realidad. Mañana haremos eso que tanto nos gusta:
POESÍA.
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