He llegado a tu falda
para calmar mi duda.
Mírame, ya no llevo
un susurro conmigo,
ya no queda una lágrima
en tu recuerdo.
Busco en tu orilla
un trozo de llanto
donde enterrarme.
Tiempo, en ese balcón
viudo queda el cariño.
No llames a mi nombre,
no anuncies lo que escribo,
simplemente di,
si te preguntan,
que una vez amaste
al silencio.
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