domingo, 18 de diciembre de 2011

SIEMPRE VIVO, ENRIQUE MORENTE


Hace poco más de un año que se marcho el maestro Enrique Morente. Su Granada desviste el tiempo al recordarlo, no es menos la sensación que causa en mi cuando lo escucho. Al que muchos consideramos la revolución del flamenco nuevo, el perfume bohemio que apuñala el gemido de una guitarra con su voz, sigue vagando por la calle del corazón, sigue vivo. ¿Acaso puede morir el amor? lo dudo, todas las lágrimas que hoy huyen del corazón es por causa de la inexistencia del olvido, bendito recuerdo que hace que Enrique siga vivo.



El lienzo de la madrugada
pinta sobre mi alma un clavel,
una espina que borda
el beso robado del trigo.

La fuente de las lágrimas
bañan a las pupilas de los niños,

una cortina de amor
donde el suspiro del sol
desnuda a la soledad del frio.

Campo celeste de sueños,
Granada, despojada de olvido,
un ramo de recuerdos
afina el puñal de mis latidos.

Alma que encierras al verso
en el Albaicín dormido
devuelve la esperanza perdida
en los desconchados nidos.

Un ángel atrapado en su sombra
acuna el susurro de la Alhambra,
un silencio que destripa
sobre el verso mis sentidos.

Las hojas donde duermo
visten su falda de plata
y el luto del flamenco
empapa la hora de la muerte.

Ver, aunque es de noche,
la raíz de la conciencia,

la butaca bohemia
donde duermen las musas
del pañuelo de un poeta.

Yo no creo en el marco
que sujeta tu estampa,
hijo del dolor te llamas,
como al amor te siento,

oculto tras mi voz
yo te despido corazón,
maestro, amigo,
compañero.

1 comentario: