martes, 27 de diciembre de 2011

ENCONTRAR UNA ESPINA


Encontrar una espina
que sirva de estación
a transeúntes recuerdos,

evaporar cada lección
en la sala de espera
que reguarda tus labios,

acordarme de un beso,
de un infiel abrazo,
de una estampa que borda
el paso tranquilo de los años,

en esta noche sin estrellas,
convierte a mi soledad
en el paisaje que admiro.

Salvarme de la factura
que solo cobra el amor,

agarrarme al borde
de este verso dolorido,
de esta pluma desierta,


de este manifiesto
que rechaza a la compañía,

me hace gritar entre silencios
que te necesito.

Parece que el reguardo
de las lágrimas nunca llega,
que las estaciones son los hilos
que manejan a los poetas,

sin embargo todo llega,

y cuando llega
deshojo entre alambres
este falso poemario
poblado de profetas.

Desmiento cada escaparate,
no me disfrazo de la carne
que adormece al muerto,

aunque este muerto
se suponga casi vivo.

Cae el invierno disgustado
que sirve de adorno al niño,

de extraña y triste excusa
a la virgen que se desnuda
en el altar de los poetas.

No atino a medir distancias
con mis sentimientos,
tampoco a desenredar
los hilos que envuelven los tuyos,

ya ves vida mía
en que desesperanzado poema
me ha convertido el tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario