lunes, 14 de noviembre de 2011

EN EL CONFESIONARIO DE LA NOSTALGIA


Es difícil mirarse

en la ciudad de los espejos,

lo sé.


Es difícil ver como la razón

dice no, no y otra vez no

y el corazón ya veremos.


Es difícil mirarte y pensar

que esto no será para siempre.


Ya te tengo y me canso de tenerte,

pero afirmo que no encuentro

la manera de vivir sin ti.


Si las horas no existieran

y las nieve se quedara blanca

cada que me preguntas que haces,

supongo que te diría te quiero,


miento muy mal, lo sabes,

por eso te lo digo sin rodeos:

estoy contigo por el sexo.


Ser sátiro es muy duro,

casi tanto como astronauta,

tanto como Dios,

pero si además juegas

a ser Bécquer, es tan duro

como guardar la firmeza

dentro de una esponja.


Sé que crees que soy fiel,

pero creo que crees bastante mal.


Me acuesto contigo,

deshojo la calma de tu cuerpo

con mis dientes,

paseo mi lengua por tus espaldas,

llego a tu cuello, me pierdo en él,

como si fuera mi última parada.


Deshacer mi tranquilidad

mientras bajo por tu pecho

es un acierto peligroso,

podemos acabar desnudos.


Y ya sabes lo que pasa,

aunque siempre pasa algo distinto.


Un día prometo darte una sorpresa,

te pondré otra cara, susurrare otro nombre,

entonces tú te levantaras,

te enfadaras y gritaras “ vete de mi cama”,


yo diré mientras rio;

-Ha sido el polvo más original de nuestras vidas-.


Al final y sin querer ni quererte

reconozco que no puedo vivir

sin ti, o quizás contigo, no lo sé,

me siento huerfanito de recuerdos,


estoy como si me faltara algo,

como si me faltara un verso,

algo así tan fácil y complejo

como encontrarme en una foto.


Ya lo dijo Ángel González,

la poesía es como un orgasmo,

mancha la tinta tanto como el semen.


A caso soy yo alguien para cuestionarlo,

por eso no puedo alejarme de ti,

porque cada vez que estoy contigo

clavo un latido en el corazón de la piedra.


Hacer de la sonrisa un juego

es mi especialidad,

por eso despistas al sueño conmigo,

en una cama tan pequeña

no pueden dormir tantos conocidos,

son leyes de las matemáticas.


Pero lo que hoy quería decirte

es que mi sonrisa

nace donde empieza la tuya,

también que la tuya termina

donde empieza mi noche.


Entre agujas me despido,

diciendo lo que callo,

gritando lo que siento,

susurrando lo que oculto,

escribiéndote ,

en el confesionario de la nostalgia,

que te quiero.

3 comentarios:

  1. Algunas cuestiones:

    Sobre el verso de Ángel González escribí mi poema Flipper.

    Respecto de tu falta de fidelidad: imperdonable.


    El poema es catártico, seguramente.


    Ya vi que Simón eres tú, el dueño del blog.

    Saluditos.

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